Aprender a gestionar las emociones es muy importante, se habla a menudo de Educación Emocional, pero ¿cómo se lleva a cabo realmente? Educar pasa por promover la capacidad de sobreponerse ante la adversidad, de ser capaz de adaptarse sin llegar a “romperse”. No se trata de impedir el sufrimiento o la dificultad, sino de desarrollar y encontrar esa fortaleza interna que nos asegure un equilibrio emocional.
En psicología esta capacidad para sobrellevar las dificultades se conoce como “resiliencia”, un concepto que proviene de la física, de la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar su forma original.
La investigación ha mostrado que los seres humanos tendemos a ser resilientes. Además, se trata de una capacidad que se puede desarrollar y aprender, de ahí la importancia de educar tanto a adultos como a niños y adolescentes acompañándolos a resolver las situaciones de una manera más adaptativa. No tienen por qué ser traumas o dificultades mayores, la resiliencia también se desarrolla en el afrontamiento de los problemas de la vida cotidiana, como una discusión con tu pareja o la mañana en la que pierdes el autobús para ir al trabajo.
La resiliencia conlleva mantener una actitud de tolerancia y flexibilidad en la medida en que hacemos frente a circunstancias difíciles y eventos traumáticos. ¿Cómo podemos construir esta resiliencia?
- Establece buenas relaciones con familiares cercanos, amigos/as y otras personas importantes de tu entorno.
- Evita ver las crisis como obstáculos imposibles de superar. No podemos evitar que ocurran determinadas situaciones que nos generan tensión, pero sí cómo interpretamos estas situaciones. Intenta mirar más allá del presente y confía en que las cosas mejorarán en el futuro.
- Acepta que el cambio es parte de la vida. Trata de enfocarte en aquellas circunstancias que están en tu mano cambiar, y aceptar aquellas cuyo cambio no depende de ti.
- Muévete hacia tus metas. Busca metas realistas y ve implementando pequeños hábitos en relación con esos objetivos. ¿Qué puedes hacer hoy que te acerque a ello?
- Actúa con decisión en lugar de ignorar los problemas y desear que desaparezcan.
- Cultiva la confianza en ti mismo/a para resolver problemas
- No pierdas la esperanza. Intenta visualizar lo que quieres en vez de preocuparte por lo que temes.
Desarrollar y trabajar la resiliencia nos ayudará a salir fortalecidos de situaciones adversas. Así, en situaciones futuras que nos despierten sentimientos desagradables tendremos la capacidad de reaccionar de forma distinta. Será la misma historia, la misma frustración, rabia o tristeza, pero con otro final.
Recuerda: todos tenemos la capacidad de desarrollar y potenciar esta fortaleza interna que nos permite surfear la adversidad.