Cuando hablamos de fuerza de voluntad lo relacionamos inconscientemente con hacer cosas que no nos gustan. Sin embargo, la definición de la RAE la define como «capacidad de una persona para superar obstáculos o dificultades o para cumplir con sus obligaciones». Es decir, es el impulso que nos lleva a satisfacer nuestras necesidades.
Habitualmente también nos autodefinimos como personas con poca fuerza de voluntad. Esto es porque lo relacionamos únicamente con esas cosas que nos da pereza realizar como por ejemplo pequeños retos personales: ir al gimnasio, dejar de fumar, estudiar inglés o ese curso online… Cuando nos centramos en esto nos valoramos como perezosos, sin embargo, la fuerza de voluntad está en cada decisión del día, de la semana, del mes. Por ejemplo, el hecho de madrugar para ir a trabajar, ir a hacer la compra, no responder de malas formas al jefe, no gritar cuando nos enfadamos…
La fuerza de voluntad es el impulso interno que nos lleva a vencer los obstáculos y a lograr nuestras metas, es la capacidad (la energía y el conocimiento) que tenemos para controlar nuestros impulsos y nuestras conductas, para dirigir nuestros pasos hacia donde nosotros queremos. Podríamos decir que es una especie de combustible, limitada pero también renovable. Además, podemos desarrollarla y reforzarla si entendemos en qué consiste y por qué no la hemos fortalecido.
Asimismo, la fuerza de voluntad está íntimamente relacionada con la autoestima, con nuestra motivación, con la tolerancia a la frustración y con las creencias respecto al cambio, éxito y fracaso.
Entonces, ¿cómo podemos entrenar la fuerza de voluntad y vencer la pereza?
- Es importante dormir bien y descansar, para que nuestra energía se renueve. Recarga tu batería.
- Automotívate. Lo primero que hay que hacer es preguntarse porque quiero hacer aquello que es lo que me da pereza, y encontrar las motivaciones que te ayudarán a llevarlo a cabo. Refresca por qué quieres llevar a cabo esa acción. Crea una imagen mental positiva de la que quieres conseguir con ello. Visualízate realizando “esa acción” y recrea la imagen contagiándote de sensaciones placenteras.
- Un truco es realizar las tareas mas importantes o que requieran mas esfuerzo y atención al principio del día, cuando todavía no tenemos la energía “gastada”. Por ejemplo, en el trabajo, empezar por las tareas que menos nos gustan o que nos cuestan más.
- Enfócate en una cosa al mismo tiempo. No quieras ponerte muchas metas al mismo tiempo; crea objetivos concretos. Estudios recientes demuestran que la fuerza de voluntad se agota y se ha demostrado las personas solo podemos centrarnos en una cosa al mismo tiempo.
- Evitar autosabotearte: empieza por detectar la pereza, saber cuándo tu cuerpo y mente te está lanzando mensajes del tipo “no lo hagas”, “hoy no es un buen día”, “Uf, qué pereza hacer esto ahora”, “hoy llueve”, “hoy no es un buen día para…”, “no tengo ninguna gana de…»…
- Cuando consigas algo, date una recompensa.
- Si vas logrando tus objetivos, automatiza las acciones ya alcanzadas, para no tener que emplear el esfuerzo mental que requiere realizar actividades. Esto es crear hábitos buenos, pequeños y alcanzables para no perder lo que has conseguido.
Por último, cabe recordar que la fuerza de voluntad es es como cualquier otra habilidad, si dejas de usarla, se volverá blanda, entrará en desuso, llegará la pereza.
Si quieres ampliar información, escucha este audio de la psicóloga Cristina Larráyoz.