Cada vez es más habitual encontrarnos con personas que tienen la necesidad de acudir a psicoterapia. Sin embargo, ¿sabemos realmente qué tipo de terapia estamos recibiendo? ¿es efectivo? ¿está indicado para nuestro problema en específico?

Actualmente, la psicología es considerada la ciencia responsable de estudiar la mente y la conducta humana además de otros aspectos como las emociones, los pensamientos, las relaciones interpersonales… (Estévez, 2020). Aunque evaluar los procesos psicológicos es una tarea compleja, es posible y necesario emplear el método científico para su estudio.

El concepto de psicoterapia no es sinónimo de “terapia”, aunque en muchas ocasiones se solapan. Terapia se refiere al tratamiento de una enfermedad física o psicológica, mientras que la psicoterapia se dedica a intervenir específicamente sobre problemas psicológicos o trastornos mentales o emocionales. Más concretamente, la FEAP (Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas) incluye en su definición de psicoterapia el concepto de tratamiento científico.

Así pues, estas intervenciones terapéuticas pueden estar o no contrastadas científicamente. En caso de no ser así estamos hablando de pseudoterapia, aquella actividad o servicio sanitario que no tiene soporte en la evidencia científica para avalar su eficacia y seguridad (Mariana y Gálvez-Lara, 2020). Es decir, no podemos afirmar que su efectividad esté demostrada científicamente.

¿A qué nos referimos al hablar de “aval científico”? Para que una técnica demuestre evidencia científica han de realizarse ensayos clínicos metodológicamente bien diseñados, y posteriormente publicarlos en revistas científicas.

Existen 3 niveles de evidencia:

  1. Menor: opiniones basadas en experiencia y observaciones clínicas
  2. Medio: estudios no bien diseñados
  3. Mayor: conjunto de ensayos clínicos bien diseñados

Con el objetivo de prevenir a la ciudadanía frente a la desinformación y al uso de pseudoterapias los ministerios de Sanidad y Ciencia lanzaron en 2019 la campaña “coNprueba”, a la que podemos acudir para informarnos acerca de qué técnicas están contrastadas científicamente y cuáles no. Para ello, existe un listado publicado en el que se detallan aquellas técnicas para las cuales se ha demostrado evidencia científica sólida, así como aquéllas para las cuales no existe rigor científico que permita asegurar su eficacia (pseudoterapias).

En conclusión, no se trata solo de buscar solución a un problema, sino de que exista seguridad y evidencia científica de que dicha solución es efectiva.

Te dejamos algunas precauciones que conviene considerar a la hora de elegir una psicoterapia:

  • Infórmate del rigor científico que tiene la técnica (APETP, Conprueba)
  • Infórmate de si esa técnica es apropiada para tu problema en concreto
  • Asegúrate de que el/la profesional que la aplica está debidamente formado/a: es Psicólogo/a colegiado/a y formado en esa terapia en concreto
  • No sustituyas una terapia con evidencia por una sin evidencia
La psicoterapia como tratamiento científico

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